La redondez del aire no existe
pero el frío da la forma con sus manos

*

Qué extraño tiempo ha tocado a mi puerta; me conduce por ciegos pasajes con su lenguaje absurdo, y, seguro que la tierra está seca, me hace girar alrededor del sol. Y desde el fondo, detrás de un armario de antiguas provisiones más o menos maduras extrae los climas gaseosos, los adornos húmedos que dan color al árbol de la vida. Oh tiempo, quizá iremos a lo esencial por debilidad, por audacia o por pura lascivia.
Esta es mi más ardiente esperanza.

*

Veo en mis sueños cómo el cuchillo corta el polvo
o entra despacio en mi corazón
hay ocasiones en que el mundo pierde sus encantos
entonces tomo el camino que me ha sido vedado
y doy albergue a sus más oscuros secretos.

Recibe este cuerpo como si fuera nieve

*

Este es el origen de mis desafectos
este tronco, estas brasas, este suave tizón

por la noche me arriesgo a un orden interno

pido que el sendero bajo mis pies derrame
sus tesoros
pido agua, luz absoluta

aquí está mi cuerpo dilapidado
me rodea la esperanza
una roca
un invierno
una semilla de almidón.

*

Qué motivo hay para esta infancia celeste que el mundo me ha otorgado, que el mundo impone a mi cuerpo marcado a hierro por la duda.
No existe otra forma florida para entrar de lleno en mi memoria. Entreabro el suelo debajo del mar, tendido como una sábana, y entierro allí mi libro de frases amargas, mi tizón quemante constituido para traspasar mi amor por la vida, con un poco de cristal lacrimoso.
Me merezco esta barca amarrada a la destrucción, y sólo hecho de menos el polvo apócrifo que antaño caía sobre mi cabeza.

*

Le concedo al maíz esas horas sin violencia
que otorga el armisticio
y devuelvo a la noche todos sus malentendidos

cómo rueda el aire sin sonido alguno
cómo se desprende de sus altos perfumes
cómo entra el acero inmaculado
en el horno
y sobrevive a sus compromisos

país bruñido, indescifrable, hacia donde se
dirige mi cabeza

hago de la deslealtad un destino.

 

 

Esdras Parra  (Mérida, 1939-2004). Poeta, ensayista, narradora y traductora venezolana. Vivió en Londres desde los diecisiete años. Radicada de nuevo en Caracas, desarrolló una destacada carrera literaria. Dirigió el Papel Literario de El Nacional y fue una de las fundadoras de la Revista Imagen.  En 1993 obtuvo el primer premio de poesía de la II Bienal Mariano Picón Salas. En narrativa, publicó El insurgente (1967), Por el norte el mar de las Antillas (1968) y Juego limpio (1968). En poesía cuenta con los títulos Este suelo secreto  (1995), Antigüedad del frío (2001) y Aún no (2004).

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Estos poemas de Esdras Parra pertenecen a su libro Antigüedad del frío (Ediciones Mucuglifo: Mérida, 2000). La selección, transcripción y revisión de los textos estuvieron a cargo de Néstor Mendoza. La cabecera fue diseñada Samoel González Montaño, a partir de una fotografía de archivo.