INSPIRACIÓN

Con las manos atadas en cadenas de miedo
me acerqué a las montañas,
y escaló como en alas la inquietud de mi anhelo
las grandiosas murallas.

Una sed de confines me cerraba los ojos
y me araba en los labios,
de la cumbre imposible me llegan sonoros
los metales del agua.

Mil fantasmas de angustia con sus tétricas risas
me clavan las garras,
y en mi ser lentamente, se juntaron las fibras
y tejieron un canto.

Con esencias de campo, suave felpa de musgo
presintieron mis brazos,
y en mi boca dormida fue exprimiéndose el fruto
de los árboles mansos.

Fuerte el verso maduro penetró en mis alcobas
como el ave en su jaula,
desgranando cual trinos la emoción de las horas
convertida en palabra.

VOZ

Hay alguien que llama desde remotas cimas,
hay una voz profunda que me pide estar cerca.
Los aires se arremansan en corrientes continuas
hasta fundir los ecos en la dormida piedra.

El camino es un paso que dio el gigante mundo
con sus botas de angustia, pensativas y negras;
era un viajero entonces, desamparado y rudo,
y con su andar de nave fue duplicando huellas.

A veces tengo alas. Los cabellos furtivos
se fugan entre ratos de las furias del viento,
las manos, como arañas, van tejiendo en sus giros
una red infinita de locura y de ensueño.

¡Llegaré hasta la cumbre! Tendré todas las flores
azules y mojadas que habitan en las cuevas,
y habrá un concierto claro de pájaros y voces
en la garganta virgen de la desnuda tierra.

Hay alguien que me llama desde remotas cimas
y voy tras su llamado como la humilde sierva:
manos y pies descalzos…entre luces y vidas,
hasta la voz profunda que me pide estar cerca.

 

(Umbral, 1941)

 

 

 

 

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