Argonáutica es el volúmen que reune los cuatro poemarios escritos por Gelindo Casasola: Fuera de Pasturas; Pasturas (Fundarte 1980); El honguero apasionado (Ediciones Solar, 1993); y Catálogos diarios.


 

 

Amo tu amor

por esfuerzo

y no por deseo.

Comencé entonces

con el eco

y tú y yo nos hicimos

verdaderos

y falsos.

 

 

A una bailarina 

Tu forma suave en el aire

y la inútil soledad que muestras

te hacen tierna y sensitiva,

pequeña bailarina que no descansas.

¿Qué cielo conoces mientras vuelas?

porque nada de nosotros seguramente ves

allá en tu alta magia,

cayendo siempre sin caer.

¿Ves?, eres leve

para estos ojos que te miran celestes.

 

 

Leopardo

Leopardo mío, crecido cerca de mí

con luminosa presición:

ha visto como tus músculos

parían arqueadas danzas.

Si tu piel fuera aún más

brillante cegaría

toda la timidez de las otras

bestias,

que no te aman.

 

 

La vigilia

He soñado con prados amplísimos

donde el deseo ya no esté.

¿Soy yo acaso esa ilusión

que pienso? Enrarecido entre las

amapolas y entregado a la belleza

de las imágenes que estallan

bajo un cielo tranquilo.

 

Los deseos antes eran sencillos.

O tal vez más complicados

pero es difícil saberlo.

Nada sé ahora, únicamente miro

las nubes.

 

Hay poetas de extraña versatilidad

para la mentira. Yo miento

la verdad Ella se presta a los juegos

de las formas y a la desolación

de la vida en un día tranquilo.

En realidad todos los días son

tranquilos. Me admiro de mi indiferencia

ante la dificultad de las cosas

pero las cosas son difíciles

sólo en apariencia. No deseo

ya.

 

Los deseos son más preciosos cuando

no pueden cumplirse. Son

como el agua fría. Como

el hielo el deseo se disuelve

a medida lo conocemos, si es que

alguna vez llegamos a conocerlo

tal un paisaje vespertino.

Son los paisajes más hermosos.

Así me retiro de la comedia.

 

He soñado dije, ardientes soledades.

Pero mi vocación de solitario

desaparece al alba cuando los marineros

salen a la mar enfurecida y yo

duermo. Y la alabanza por todo

lo que malgasto en vigilia

se hace entonces monótona:

como monótono es vagar en los

jardines y perder los días

como los años. Mucho he perdido

jugando así pero sigo siendo

esperanzado.

Ello es bueno.

 

Estar despierto en la noche sin

nubes y preguntarse porqué ellas

en este momento no existen

ha sido mi oficio durante años.

Ha sido mi oficio verdadero.

Y las amapolas siguen estallando

en los campos y no son magnolias

como creía el pastor nocturno.

Son amapolas.

 

Mi vigilia es siempre taciturna.

Me pregunto qué la habrá hecho así

porque podría hablar con

las piedras: o con los gnomos

que aparecen siempre.

Pero soy un gnomo, me olvidaba;

por ello no duermo.

 

Hay una hora tan oscura antes de

la luz. Me recuesto a los árboles

y sueño otra vez, ahora verdaderamente.

Sueño.