AL LECTOR
Si el hermetismo de Myesis procedía de su contenido cultural y esotérico, el de este libro se origina en su voluntad subjetiva, en la autobiografía cotidiana o dilatada la cual mediante un lenguaje tan despojado como simbólico y abstracto. Se trata de una introspección sin descanso. Lo contrario de la desposesión del ego. O quizás el único modo de agotar su imperio de seducciones. Recuerdo a Jung cuando le dijo a Miguel Serrano: «¿Viene de la India? Estuve allí hace tiempo; trataba de convencer a los hindúes de la imposibilidad de anular completamente el yo, la conciencia, en el samadhi profundo». Recuerdo también a Krishnamurti cuando afirmaba: «Un recipiente no es utilizable sino cuando está vacío, y en espíritu lleno de creencias, dogmas, afirmaciones, citas, resulta en realidad un espíritu estéril, una máquina de repetición».
Juan Liscano
☙
«VENCIMIENTO. m. Acción de vencer, o su
efecto, que es ser vencido. Usase más en
este sentido…».
Diccionario de la Lengua Castellana por
La Real Academia Española.
Madrid. Año 1914.
LOS DÍAS
Un día se distingue de otro
tan solo en apariencia
de pasar o de empezar
Los días se acogen
en un mismo espacio
en un mismo tiempo
y somos sus testigos
Se espejan se reconocen se encadenan
componen una temporada de ecos
efímera
y no tenemos más.
OTROS SUCESOS MENORES
Contados tantas veces
en el espejo
de voces femeninas:
la saliva
los humores
las encías
el hambre
las blanduras llorosas
y el sueño maternal
Contados erosionados
gastados
basta
De aquel tiempo
Solo subsiste
la desmemoria
y su don de imaginar.
AEROPUERTO
La espera
sostiene
en vilo la llegada
Esperar a quien no llega
de un sitio igual al de la espera
Estar en un sitio
como el del que parte quien llega
Asépticos puertos del aire
ajenos a la podredumbre magnífica
de los puertos del mar
Estar solos entre los que parten
los que llegan
los que esperan
Pero en la redonda diversidad
las razones del viaje
nos devuelven siempre
a nosotros siempre
a nosotros mismos
o abruptamente
nos expelen de la esfera
hacia lo desconocido
hacia otro
disperso y único.
II
No se sabe de Dios
No hay dios sino Dios
Sus lugares sus atributos
imaginados
imaginarios
lo esconden más en la ausencia
Si acaso cuando en el vacío
se ahueca la resonancia
la esfera de ecos…
Las cenizas
regresan a sus formas
para volver a arder
¿Cómo entender sin vacío
Sin hueco de ausencia
que duele.
En pensar la nada
brotan imágenes
-vieja historia de la encarnación
Del poder de las Madres-.
SEGUNDO SUCESO
Se nace a la muerte
sin saberlo
hasta que adviene
el otro nacimiento inesperado.
GEMELIDAD
Frágil es el ascenso
y pesada la caída
desde donde se vuelve a ascender
frágilmente
grávida la elevación
del peso de caer
grávido el caer
del impulso de ascenso
y así
la sombra de ascender
es la caída
la sombra de caer
es el ascenso.
CRESTA
Cuando mueren
por un instante
las palabras
que tanta muerte dan siempre a la vida
cuando descubrimos el actor que somos
y lo exponemos
despojado de sus trajes crepusculares
cuando nos despierta el sueño de soñar
o arrancados del sueño
despertamos atónitos
como extraño celeste caído
cuando se quiebran los espejos
al soplo de una necesidad desconocida
cuando se acepta el desierto por jardín
brota del resplandeciente vacío
una repentina cresta
y el Levante impera en ella
filo puro neto
neutro
que se abate
y nos degüella.
☙
Juan Liscano (Caracas, 1915-2001). Poeta, ensayista, crítico, editor, estudioso del folclore y la cultura popular y uno de los intelectuales venezolanos más destacados del siglo XX. En 1938 fundó la revista Cubagua y en 1964 Zona Franca. Desarrolló una ardua labor periodística como colaborador de Élite (1934), El Nuevo Diario (1935) y El Universal (1935). Fue el primer director del «Papel Literario» de El Nacional. Con su libro Contienda, recibió el Premio Nacional de Literatura (1949-1950). Escribió importantes trabajos de crítica como Panorama de la literatura venezolana actual (1973), Lecturas de poetas y poesía (1985), y ensayos como Espiritualidad y literatura: una relación tormentosa (1976) y Horror por la historia (1981). En 1974 presidió la comisión creadora del Consejo Nacional de la Cultura (Conac) y luego dirigió Monte Ávila Editores (1976-1984).
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La cabecera principal fue diseñada por Samoel González Montaño, a partir de la portada de Vencimientos. Néstor Mendoza y Carlos Alfredo Marín realizaron la revisión del texto. Daniel Chacón realizó la selección y transcripción de los poemas. La dirección fue de Faride Mereb.
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