La voz conserva la vida. Escuchar ahora mismo por medio de un aparato lo que dijo alguien en una línea del tiempo, distante a mi propia existencia, es eternidad. Eso pienso cuando escucho a Ida Gramcko, quien murió hace 22 años, e imagino que conversamos y me dice: «el lenguaje originario del hombre es el canto».
Entonces, escucho de nuevo a Ida quien manifiesta en este fragmento ─que ahora ustedes escuchan conmigo─ que «el hombre empezó por cantar a sus ídolos». Justo allí, de nuevo imaginando que dialogo con ella le respondo, que sí, que es cierto, pero, que también Friedich Herzfeld explicaba que el hombre primitivo cantaba no sólo para adorar a los dioses sino también por el amor humano.
Ella sabe que fue el amor, lo revela en estos versos de un soneto que llegan a mi cabeza:
«Un vacío de bosques me consterna.
Abro el labio: es el canto. Y un capullo
abre parejo a mi canción interna»
Una canción interna que oía cuando era niña en Puerto Cabello. El sonido de las olas que la hacía dictar impulsivamente versos a su madre. El sonido también es materia prima de la poesía, como asegura Valentina Marulanda.
Terminan los segundos del audio, sin embargo, aún puedo escuchar las olas en ese caracol que nos dejó Ida y me enuncia: «…voz de su vigor: yo te amo».
*Los invitamos a visitar el soundcloud de la editorial. Mensualmente publicaremos un autor venezolano.
El trabajo de audio es cortesía de Gabriela Kizer, a partir de una entrevista que Antonio López Ortega realizara a Ida Gramcko durante su programa «Entrelineas». La edición estuvo a cargo de Valentina Franquet. El header fue diseñado por Faride Mereb, a partir de fotos del archivo personal de Ida Gramcko. Esta nota se publicó gracias a la colaboración de Diosce Martínez.
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