FIN Y PRINCIPIO
~Wisława Szymborska/traducción de Abel A. Murcia

Después de cada guerra
alguien tiene que limpiar.
No se van a ordenar solas las cosas,
digo yo.
Alguien debe echar los escombros
a la cuneta
para que puedan pasar
los carros llenos de cadáveres.
Alguien debe meterse
entre el barro, las cenizas,
los muelles de los sofás,
las astillas de cristal
y los trapos sangrientos.
Alguien tiene que arrastrar una viga
para apuntalar un muro,
alguien poner un vidrio en la ventana
y la puerta en sus goznes.
Eso de fotogénico tiene poco
y requiere años.
Todas las cámaras se han ido ya
a otra guerra.
A reconstruir puentes
y estaciones de nuevo.
Las mangas quedarán hechas jirones
de tanto arremangarse.
Alguien con la escoba en las manos
recordará todavía cómo fue.
Alguien escuchará
asintiendo con la cabeza en su sitio.
Pero a su alrededor
empezará a haber algunos
a quienes les aburra.
Todavía habrá quien a veces
encuentre entre hierbajos
argumentos mordidos por la herrumbre,
y los lleve al montón de la basura.
Aquellos que sabían
de qué iba aquí la cosa
tendrán que dejar su lugar
a los que saben poco.
Y menos que poco.
E incluso prácticamente nada.
En la hierba que cubra
causas y consecuencias
seguro que habrá alguien tumbado,
con una espiga entre los dientes,
mirando las nubes.

 

LÍMITES
~Jorge Luis Borges

De estas calles que ahondan el poniente,
una habrá (no sé cuál) que he recorrido
ya por última vez, indiferente
y sin adivinarlo, sometido

a quien prefija omnipotentes normas
y una secreta y rígida medida
a las sombras, los sueños y las formas
que destejen y tejen esta vida.

Si para todo hay término y hay tasa
y última vez y nunca más y olvido
¿Quién nos dirá de quién, en esta casa,
sin saberlo, nos hemos despedido?

Tras el cristal ya gris la noche cesa
y del alto de libros que una trunca
sombra dilata por la vaga mesa,
alguno habrá que no leeremos nunca.

Hay en el Sur más de un portón gastado
con sus jarrones de mampostería
y tunas, que a mi paso está vedado
como si fuera una litografía.

Para siempre cerraste alguna puerta
y hay un espejo que te aguarda en vano;
la encrucijada te parece abierta
y la vigila, cuadrifronte, Jano.

Hay, entre todas tus memorias, una
que se ha perdido irreparablemente;
no te verán bajar a aquella fuente
ni el blanco sol ni la amarilla luna.

No volverá tu voz a lo que el persa
dijo en su lengua de aves y de rosas,
cuando al ocaso, ante la luz dispersa,
quieras decir inolvidables cosas.

¿Y el incesante Ródano y el lago,
todo ese ayer sobre el cual hoy me inclino?
Tan perdido estará como Cartago
que con fuego y con sal borró el latino.

Creo en el alba oír un atareado
rumor de multitudes que se alejan;
son lo que me ha querido y olvidado;
espacio, tiempo y Borges ya me dejan.

 

OTRA CIUDAD
~Ángel Eduardo Acevedo

Que no sea la prisión, que no sea el exilio.

Que no…sea laberinto, que no sea
desierto de millones de habitantes.
Que no sea la opulencia y su flor el crimen
Que no sea la mueca de Manhattan.

Que sea respirable.
Que seduzca.
Que no obligue a los ojos
a huir a la montaña
como en la celda.

Que no tenga casas de cartón
ni superbloques
ni calles ciegas.
Que no tenga niños mendigos
ni adultos mendigos.
Que por sus ríos corra agua y no mierda.

Que no haya tortura en su amor
ni juego fatídico en sus noches.
Que no amanezcan niños muertos
en los hombrillos de las avenidas.

Que la policía deje besarse:
que no exista más la policía.

Que se erradique el robo
(Léase el Hipódromo).

Que las casas de citas, El Country Club,
sean rehabilitados.
Que Miraflores sea rehabilitado.

Que sea nuestro como otro bosque
(que expulse a Rockefeller y al gas carbónico)
que los avisos hablen del hombre.

Que sea la libertad, que sea mi casa.

Que no sea el vértigo y el olvido,
el suicidio al pie de los edificios.

Que renazcan los árboles.
Que abran grietas en el hormigón.

 

DEDICATORIA
~Edmond Jabès/de traducción de Julia Escobar

En el cementerio de Bagneux, departamento del Sena,
descansa mi madre. En el viejo Cairo, en el cementerio
de las arenas, descansa mi padre. En Milán, en la muerta
ciudad de mármol, está sepultada mi hermana.
En Roma, donde, para acogerle, la sombra cavó la tierra,
está enterrado mi hermano. Cuatro tumbas.
Tres países. ¿Conoces las fronteras de la muerte?
Una familia. Dos continentes. Cuatro ciudades.
Tres banderas. Una lengua, la de la nada. Un dolor.
Cuatro miradas en una. Cuatro existencias. Un grito.
Cuatro veces, cien veces, diez mil veces, un grito.
—¿Y los que no tienen sepultura?, preguntó Reb Azel.
—Todas las sombras del universo, respondió Yukel, son gritos.
(Madre, respondo a la primera llamada de la vida,
a la primera palabra de amor pronunciada
y el mundo tiene tu voz)

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VIENE UNO
~Nelly Sachs/traducción de Javier Tubía

Viene uno
de lejos
con un idioma
que quizás encierra
el laúd
con el relincho de la yegua
o
con el piar
de los jóvenes mirlos negros
o
también como una crujiente sierra
que trincha toda proximidad-

Viene uno
de lejos
con movimientos del perro
o
quizás de la rata
y es invierno
por tanto vístelo caliente
también puede ser
que tenga fuego bajo las suelas
(quizá cabalgó
sobre un meteoro)
por tanto no lo riñas
si acaso tu alfombra acribillada chilla.

Un extraño lleva siempre
su patria bajo el brazo
como una huérfana
para la que él quizá nada
nada busca sino una tumba.

 

ACERCA DEL PAÍS DE DONDE VENIMOS
~Ana Blandiana/traducción de S. Teillier

Les voy a hablar acerca del país
de donde venimos.
Yo vengo del país del verano,
una patria frágil
A la que una hoja, al caer,
podría extinguirla,
Donde el cielo está tan cargado de estrellas
que se inclina, a veces, hasta el suelo
Y si te acercas oyes como la hierba
hace cosquillas a las estrellas que ríen,
Y hay tantas flores
que te duelen los ojos,
Deslumbrados con el sol,
y soles hay tantos que cuelgan
de cada árbol;
En donde vengo
no falta sino la muerte,
y es tanta la felicidad
que es como para dormirse.

 

TODOS HAN MUERTO
~José Barroeta

Todos han muerto.
La última vez que visité el pueblo
Eglé me consolaba
y estaba segura, como yo,
de que habían muerto todos.
Me acostumbré a la idea de saberlos callados
bajo la tierra.

Al comienzo me pareció duro entender
que mi abuela no trae canastos de higo
y se aburre debajo del mármol.

En el invierno
me tocaba visitar con los demás muchachos
el bosque ruinoso,
sacar pequeños peces del río
y tomar, escuchando, un buen trago.

No recuerdo con exactitud
cuándo empezaron a morir.
Asistía a las ceremonias y me gustaba
colocar flores en la tierra recién removida.

Todos han muerto.
La última vez que visité el pueblo
Eglé me esperaba
dijo que tenía ojeras de abandonado
y le sonreí con la beatitud de quien asiste
a un pueblo donde la muerte va llevándose todo.

Hace ya mucho tiempo que no voy al poblado.
No sé si Eglé siguió la tradición de morir
o aún espera.

 

EN EL EXILIO
~Mascha Kaléko/traducción de Geraldine Gutiérrez-Wienken

Tuve una patria bonita hace tiempo
—Así cantó ya el refugiado Heine.
La suya estaba a la orilla del Rin,
La mía en la arena de la Marca de Brandenburgo.

Todos nosotros teníamos una (¡ver arriba!).
Se la devoró la peste, se deshizo en la caída.
Oh, rosita del matorral,
A ti te rompió la fuerzaatravésdelaalegría.

Los ruiseñores enmudecieron,
Buscaban un domicilio seguro,
Sólo chillan los buitres
En lo alto, sobre filas de tumbas.

Eso no será nunca, lo que fue,
Si es que llega a ser de otra manera.
Aunque la querida campanita suene,
Aunque ninguna espada tintinee.

En ocasiones siento, como si
El corazón se me rompiera.
Tengo a veces nostalgia.
Lo único que no sé, es de qué.

 

UNA VEZ MÁS ESTA CIUDAD VACILA
~Alfredo Silva Estrada

Una vez más esta ciudad vacila

Mi ciudad todavía
Oculta a veces por no herirte
Arropada en el miedo

Hoy busca su secreto
El despejado espacio para decir
Nosotros

Pronunciando raíces

Contorno de antes y después encontrar
Nuestros sexos
Su desnudez de mitos

Realidad encarnada en cada brote
En las magulladuras de tu ciudad esquiva

Ciudad que te hace frente hasta los extramuros

Ya no es espejismo de aquella aldea lejana
adormida en tu rostros

Somos de nuevo en ella hombres de la vigilia

 

ELECCIONES
~Aquiles Nazoa

Tal y como el doctor me lo ha prescrito
y porque la ciudad me desagrada,
vivo en la soledad de un pueblito
rural, en el que nunca pasa nada.

Antigua cabecera de Distrito,
hoy es una comarca abandonada
con una iglesia descarapelada,
diez casas y un billar, ¡todo marchito!

Mas hoy, por excepción, algo ha ocurrido:
de las casas de frente derruido
brotan rostros de apático semblante.

Pasa un radio gritando: ¡llegó el pollo!
Y más atrás, sonriente y rozagante,
un doctor con sombrero de cogollo.

 

IX
~Miyó Vestrini

El país, decíamos,
lo poníamos en las mesas,
lo cargábamos a todas partes,
el país necesita
el país espera,
el país tortura,
el país será,
al país lo ejecutan,
y estábamos allí por las tardes
a la espera de algún doliente
para decirle
no seas idiota
piensa en el país.

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S/T (de LAS DROGAS SILVESTRES)
~Teófilo Tortolero

Me ufano de una hora que no ha de venir
Cuento las mañanas asomadas a mi casa
En pericos viajeros
Con estos ojos me describo y me lloro

 

TERCER INTENTO DE CASA MATERNA
~Ana Enriqueta Terán

Tercera medida, tercera entrega y tiempo para conseguir la casa.
Su plumaje que cubre el mes, que ensombrece muslo y cadera del año,
buen plumaje y entrecejo de amanecer cuando se fueron.
Recomendaciones: «Usted, isla; usted, mangle; usted, reina macaurel».
Muy despacio y siempre con el girasol a la diestra.
Recomendaciones: «Usted, isla; usted, mangle; usted, reina macaurel».
Y ella que revisa todo, que zurce las roturas del cielo,
los desperfectos de la iguana y avanza muy despacio
por entre cortinajes de cera virgen claveteados en el otoño.

Tercer tiempo, tercera salida de las páginas
espantando el caballo blanco, orillando huesos de nube
brazos abiertos para no caerse. Y se distribuye el tiempo.
Se hacen paquetes y se colocan en los comercios humildes.
De tres en tres la tela, de tres en tres los metros de tela
con dibujos en el vientre. Con labrantíos estampados sobre los muslos.

Por tercera vez (tercer intento de casa materna) se avanza, se avanza,
buscando quedarse, hacer fuego, quitar hollines de tiempo anterior,
reducir la flor al tamaño de lo eterno. Empeño solitario:
USAR EL ESPEJO PARA ENCERRAR EL AGUILA. ¡Oh! Rosa de tinieblas
parada en la imagen del sueño.

 

SHIBBOLETH
~Paul Celan/traducción de José Ángel Valente

Junto a mis piedras
crecidas bajo el llanto
tras las rejas,

me arrastraron
al medio del mercado,
allá,
donde se iza la bandera, a la que
no he prestado nunca juramento.

Flauta,
flauta doble en la noche:
piensa el sombrío
y doble rojo
en Viena y en Madrid.

Pon tu bandera a media asta,
recuerdo.
A media asta
hoy para siempre.

Corazón:
dalo también aquí a conocer,
aquí, en medio del mercado.
Haz que resuene, el shibbólet,
en lo extranjero de la patria.
Febrero. No pasarán.

Unicornio:
sabes de las piedras,
sabes de las aguas,
van,
te llevo
hacia las voces
de Extremadura.

 

LA CIUDAD
~Constantino Cavafis/traducción de Juan Carvajal

Dices: —Iré a otros países, a otros mares.
Acabaré por encontrar otra ciudad, mejor que esta
donde cada una de mis tentativas está condenada de antemano,
donde mi corazón está paralizado como un muerto.
¿Hasta cuándo mi espíritu permanecerá en este marasmo?
Dondequiera que me vuelvo, dondequiera que miro,
veo las ruinas de mi vida,
esta vida que he estropeado y desperdiciado
Durante años.
No encontrarás nuevos países
no descubrirás nuevos mares.
La ciudad te seguirá.
Errarás por las mismas calles,
envejecerás en los mismos barrios
y tu cabello encanecerá en las mismas casas.
Dondequiera que vayas, arribarás a la misma ciudad.
No existe para ti ni ruta ni navío
que pueda conducirte a otra parte.
No esperes nada.
Como has arruinado tu vida en esta ciudad
la has arruinado en todo el mundo.

 

EXILIO
~Pablo Neruda

Entre castillos de piedra cansada,
calles de Praga bella,
sonrisas y abedules siberianos,
Capri, fuego en el mar, aroma
de romero amargo
y el último, el amor,
el esencial amor se unió a mi vida
en la paz generosa,
mientras tanto,
entre una mano y otra mano amiga
se iba cavando un agujero oscuro
en la piedra de mi alma
y allí mi patria ardía
llamándome, esperándome, incitándome
a ser, a preservar, a padecer.

El destierro es redondo:
un círculo, un anillo:
le dan vuelta tus pies, cruzas la tierra,
no es tu tierra,
te despierta la luz, y no es tu luz,
la noche llega: faltan tus estrellas,
hallas hermanos: pero no es tu sangre.
Eres como un fantasma avergonzado
de no amar más que a los que tanto te aman,
y aún es tan extraño que te falten
las hostiles espinas de tu patria,
el ronco desamparo de tu pueblo,
los asuntos amargos que te esperan
y que te ladrarán desde la puerta.

Pero con corazón irremediable
recordé cada signo innecesario
como si solo deliciosa miel
se anidara en el árbol de mi tierra
y esperé en cada pájaro
el más remoto trino,
el que me despertó desde la infancia
bajo la luz mojada.
Me pareció mejor la tierra pobre
de mi país, el cráter, las arenas,
el rostro mineral de los desiertos
que la copa de luz que me brindaron.

Me sentí solo en el jardín, perdido:
fui un rústico enemigo de la estatua,
de lo que muchos siglos decidieron
entre abejas de plata y simetría.
¡Destierros! La distancia
se hace espesa,
respiramos el aire por la herida:
vivir es un precepto obligatorio.

Así es de injusta el alma sin raíces:
Rechaza la belleza que le ofrecen:
Busca su desdichado territorio:
Y solo allí el martirio o el sosiego.

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ROMA, PELIGRO PARA CAMINANTES
~Rafael Alberti

Dejé por ti mis bosques, mi perdida
arboleda, mis perros desvelados,
mis capitales años desterrados
hasta casi el invierno de la vida.
Dejé un temblor, dejé una sacudida,
un resplandor de fuegos no apagados,
dejé mi sombra en los desesperados
ojos sangrantes de la despedida.
Dejé palomas tristes junto a un río,
caballos sobre el sol de las arenas,
dejé de oler la mar, dejé de verte.
Dejé por ti todo lo que era mío.
Dame tú, Roma, a cambio de mis penas,
tanto como dejé para tenerte.

 

PERO VENGO
~Mario Benedetti

Más de una vez me siento expulsado y con ganas
de volver al exilio que me expulsa
y entonces me parece que ya no pertenezco
a ningún sitio, a nadie.
¿Será en indicio de que nunca más
podré no ser un exiliado?
¿Qué aquí o allá o en cualquier parte
siempre habrá alguien que vigile y piense,
este a qué viene?
Y vengo sin embargo tal vez a compartir cansancio y vértigo
desamparo y querencia
también a recibir mi cuota de rencores
mi reflexiva comisión de amor
en verdad a qué vengo
no lo sé con certeza
pero vengo.

 

SOLO MATA EL ENGAÑO
~Juana Bignozzi

Consagré y consagraron mi vida
a tareas que se cumplirán sin mí
no veré morir a mi madre
no conoceré el delirio por un hombre
no viviré en la revolución

 

DESCRIPCIÓN DE UN NAUFRAGIO
~Cristina Peri Rossi

Si fui amarga fue por la pena.
El capitán gritó «Sálvese quien pueda»
y yo, sin pensarlo más, me lancé al agua,
como ávida nadadora
como si siempre hubiera estado esperando ese momento,
el momento supremo de soledad
en que nada pesa
nada queda ya
sino el deseo impostergable de vivir;
me lancé al agua, es cierto, sin mirar atrás.
De mirar quizás no me lanzara
habría vacilado mirando tus grandes ojos tristes
siniestros remordimientos me hubieran impedido ya
saltar al espacio
tocar la fría humedad del aire
el nocturno relente
y caer
como recién nacida
en la flotante superficie del bote
donde todo habría de continuar,
no se sabe adónde.
Si hubiera mirado atrás,
tus grandes ojos tristes
la vela suspendida
los cabos sueltos
las cámaras anegadas
como los recuerdos salados del mar.
Si hubiera mirado atrás,
tus grandes ojos tristes,
la vela mística suspendida
los cabos sueltos
las cámaras anegadas
como los recuerdos salados del mar.
Si hubiera mirado atrás.
«Sálvese quien pueda» gritaba el capitán
De haber mirado
de haber vuelto los ojos
como Eurídice
ya no podría saltar
pertenecería al pasado
anclada entre las redes del barco, tu capitán, el moho de las sillas
los versos que consumíamos en las noches de vigilia,
tu pereza de saltar,
tu vergüenza de correr,
atrapada entre las hermosas lianas de los versos preferidos,
acaso no hubiera respirado más el aire salino
ni visto aparecer el sol;
era un caso de vida o muerte
«Sálvese quien pueda»
había gritado el capitán,
la vida era una hipótesis de salto,
quedarse, una muerte segura.

 

IN LÍMINE
~Fabio Morábito

Por el perdón del mar
nacen todas las playas
sin razón y sin orden,
una cada cien mares.

Yo nací en una playa
de África, mis padres
me llevaron al norte,
a una ciudad febril,
hoy vivo en las montañas,

me acostumbré a la altura
y no escribo en mi lengua,
en ciertos días del año
me dan vértigos y mareos,
me vuelve la llanura,

parto hacia el mar que puedo,
llevo libros que no
leo, que nunca abrí,
los pájaros escriben
historias más sutiles.

Mi mar es este mar,
inerme, muy temprano,
cede a la tierra armas,
juguetes, sus manojos
de algas, sus veleidades,

emigra como un circo,
deja todo en barbecho:
la basura marina
que las mujeres aman
como una antigua hermana.

Por él que da la espalda
a todo, estoy de frente
a todo con mis ojos,
por él que pierde filo,
gano origen, terreno,

jadeo mi abecedario
variado y solitario
y encuentro al fin mi lengua
desértica de nómada,
mi suelo verdadero.

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PARA TI
~Virgilio Piñera

Para ti ya no habrá formas ni contornos. Esperas por un sol que no ha de salir. Sin estar ciego, aún ignoras ―en tu casa todavía hay luz―, que todo se volverá negrura en un instante, y en un instante nunca más te verás como eres.
¿Qué dices…? El genio del hombre, la tecnología, los adelantos de la ciencia…
Amigo mío, esa mano que busca otra mano, tus ojos que pugnan por insertarse en otros, pronto sabrán que no son ojos ni mano. De modo que asómate, y disfruta el último paisaje.

 

S/T (de AMAGOS)
~Gabriela Kizer

Según los poetas
hemos enterrado nuestro corazón,
lo hemos desenterrado.
Hemos soñado con barcos transatlánticos,
hemos creído que los astros sirven como recipientes de nuestros deseos,
hemos sido recipientes de sus designios.
Hemos imaginado lunas de miel en cubierta,
nos hemos puesto el anillo,
hemos quebrado el vaso como señal de duelo,
hemos zarpado bajo la orden del Capitán Ahab,
hemos dejado a nuestros más cercanos dolientes en el muelle,
hemos agitado con desdén el pañuelo
aunque sea para despedir tablones o cargamentos ajenos
que puedan impedirnos levar anclas.
Y hemos deshecho las maletas,
hemos acomodado nuestras galas,
hemos tocado el cielo revolcándonos,
hemos agonizado por un tono de voz,
hemos tenido el sentimiento de que podemos estar para siempre
donde estamos,
hemos sobrevivido a las mareas, a los puertos,
a los barcos que pasan,
hemos olvidado la monotonía del mar,
y el momento en que comenzamos a marear
y a no poder tenernos en pie por esa náusea de todo
cuanto ayer resplandecía,
por esa incapacidad después de las doce p.m.
que convierte a los buques en barquitas calabazas,
en veleritos de papel que alguna vez lanzamos charco abajo.
Y hemos vuelto como siempre a lo que somos,
hemos recorrido otra vez a pata coja toda tierra que se pueda recorrer
y hemos arrasado toda ciudad que se pueda arrasar,
y toda doncellez que se pueda violar,
y hemos repartido lo que nos queda de alma
y de reinado,
y hemos puesto sobre nuestro ojo un parche
y una astilla de palo en lugar del pie descalzo
para que se sepa que somos libertarios,
lobos de mar, aulladores profesionales,
y hemos obtenido patente de corso
y nos hemos dedicado al pillaje en corazones pacíficos
y hemos hecho sentir nuestra presencia como un azote del destino
y hemos actuado sin ley
por cuenta propia o de nadie
y hemos alabado a Francis Drake

 

POSTALES NEGRAS
~Tomas Tranströmer/traducción de Roberto Mascaró

I

La agenda llena, futuro desconocido.
El cable canturrea la canción popular sin patria.
Nieve sobre el mar inmóvil como plomo. Luchan
sombras en el muelle.

II

En mitad de la vida sucede que llega la muerte
a tomarle medidas a la persona. Esta visita
se olvida y la vida continúa. Pero el traje
se va cosiendo en el silencio.

 

EL OJO EN EL OÍDO
~Octavio Armand

El nudo en la garganta amarra al aliento
y me deja sin aliento y sin palabras.
Me pierdo en mi propia sangre al oírlos;
y quiero que me busquen y me encuentren
como si jugáramos a los escondidos,
como si yo fuera un nuevo mundo
o un planeta rotando en la punta de la lengua.
Ojo en el oído para ustedes.
Los oigo en colores y los veo rimados
por la luz cuando aún se llama noche.
La luz que aún no es luz pero llega
con regocijo al fondo del pulmón.
Qué grato estar en su abrazo.
Vuelven zaguanes y ausencias
ahora con nombre y apellido.
Por fin me siento aquí. Gota
en la lluvia, aleteo de libélula en ámbar,
vuelo de cernícalo en burbuja o piedra.
Todo es posible si están conmigo.
Si están aquí yo también estoy.

(Caracas, 4 de abril 2007)

 

S/T (de LOS CUADERNOS DEL DESTIERRO)
~Rafael Cadenas

He recorrido ciudades. He agilitado mi cuerpo mineral frotándolo despiadado y sin descanso contra la grasa de sus muros. Las he lavado con mi maldición. Sedosas, insaciables, reglamentadas, ellas se abrían como para una nueva inocencia.
Ciudades con el rostro lavado como el mostrador de los cafetines. Ciudades oleosas, arrancadas a los anatemas de los profetas, empantanadas como valles genésicos, sembradas en la negrura náutica de la noche como sirenas de cemento que despiden sus víctimas con máscaras. Ciudades felinas devorando los torrentes del esfuerzo. Sutiles, multitudinarias, roedoras. Cansado de ver naufragar mis expediciones sagradas en vacíos, mi refugio era su muchedumbre enraizada en pequeños apartamentos sin soledad.
Luminosas deidades de otro mar.
Mi historia, despedirse.
Lleno de cruel sapiencia.

 

S/T (de MEMORIA ERRANTE)
~Cristina Falcón Maldonado

Uno aprende a estar solo
como el perro que aprende
a no pasar
a quedarse afuera.

Bueno, uno aprende
porque no le queda remedio

Uno se sienta
con su plato
su cuchillo su tenedor
todo en orden
todo limpio
demasiado todo.

Ya uno no sabe qué hacer
uno con uno mismo
uno con su plato y su vaso
con su silla
más tarde
con su almohada
con su frío
su miedo.

Uno sin embargo
aprende a estar solo
como el perro que mira
desde la intemperie
y araña la puerta
y no le abren
y no le oyen.

Uno aprende
a estar solo
o lo que es peor aún
a creer que ha aprendido.

 

DÍAS DE POLVO
~Esther Seligson

Estás tan lejos me dicen tan sola
y respondo nunca lo suficiente
nunca lo bastante lejos la soledad
siempre hay quien la interrumpe el teléfono
el cartero vecinos y esa necia costumbre
de procurarse víveres no nunca lo bastante
sola lo suficientemente lejos transijo
pago cuentas hago fila en el correo
saludo sonrío tampoco el mar que me acompaña
está solo cuántos veleros barcos lanchas
guardacostas lo ocupan

A veces nos salamos el mar y yo
muy de mañana en un llanto mutuo
remojo los pies en su espuma fría
y escucho la risa de Adrián que se revuelca
me digo entonces que aún estoy cerca
demasiado cerca
que me ha anclado el dolor a la orilla
a este cuerpo nunca suficientemente solo
ligero lejano
ay tan presente

 

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«Reiteraciones del exilio» es una muestra de poesía realizada por el equipo de Ediciones «Letra Muerta». Los poemas seleccionados pertenecen a poemarios y antologías de cada autor. La cabecera fue diseñada por Samoel González Montaño, a partir de una fotografía de Gerda Taro (1939), en la que se muestra el éxodo de mujeres y niños hacia Francia. Las fotos internas pertenecen a Carlos Garcia Rawlins, de la agencia de noticias Reuters. En estas imágenes se retrata la deportación de ciudadanos colombianos desde San Antonio del Táchira (Venezuela) hacia Cúcuta (Colombia), en agosto de 2015.